Suelo caminar y conversar conmigo misma, desde hace muchos años he venido incorporando rutinas a mi vida que me han generado mucha calma, paz y tranquilidad en medio de tantas dudas y conflictos internos.

No ha sido consecuencia de estudios o preparación, todo lo contrario, creo que desde hace 10 años hubo una visión que dejo de estar nublada para convertirse en un gran foco que capta todo, me es difícil engañarme, justificar o victimizarme.

Estoy convencida de que, en mi caso, ha sido el resultado de no resistirme a lo que he tenido que vivir, dejar de pelear con aquello que no quería, que no me merecía, que no se parecía a mí, la imagen de vida que había tenido estaba muy distorsionada de lo que era en realidad “vivir”.

Recuerdo haberle mencionado a mi Psicoanalista a mis 36 años que “no me gustaba el mundo de los adultos” realmente me asustaba mucho, vivía en una minusvalía emocional que no me permitía crecer y madurar, y para ser sincera lo que no me gustaba era tener que salir a un mundo en el que me sentía menos que una hormiga, a pesar de mí 1.70 de estatura, 64 kilos, títulos universitarios y una vida aparentemente cómoda, el problema no estaba allí, era más profundo.

Sueños, ilusiones, pensamientos y proyectos que tenía, pero que pertenecían a otra persona, una que sí es fuerte y capaz de avanzar y lograr lo que se propusiera, yo solo los engendraba, los proyectaba, los sentía… Pero otra persona los realizaría, yo siempre estaba fuera de esa ecuación.

Haber cursado un PhD de Vida durante 10 años cambio todo, ha sido una formación a la que no me hubiera apuntado estando dentro de mis cabales mentales y emocionales, pero digamos que la vida te sorprende de muchas maneras, así que, sabiendo que no me consideraba tan valiente, tan fuerte, inteligente y aguerrida, preparo todo desde el año 2012, y fue en el 2015 cuando todo comenzó ... cursar materias como, humildad, paciencia, tenacidad, persistencia, claridad, desprendimiento, amor, por mencionar algunas, ha sido la experiencia más cercana a un “Campamento de Reclutas”, en ese escenario la condición donde se apoyaba el entrenamiento era mental y espiritual, no había manera de salir bien de allí sin que estas áreas no estén fortalecidas y clarificadas.

Y aquí estoy, 10 años después desahogándome en medio de esta Catarsis que tanto me ha servido no solo para desahogarme, sino para construir la relación más importante, esa que ha ayudado a valorarme, a quererme y a respetarme, “la relación conmigo misma”, cambio todo el panorama en mi vida, puedo comprender mejor mis asuntos internos, mis conflictos, mis dudas, mis fragilidades, mis sueños, mis ilusiones, mis complejos.

Pero lo mejor de “llevarme bien conmigo” es que se ha formado un gran equipo que va unido y llega acuerdos, que se comprende y no se juzga, que se apoya y toma pausas, que vive en equilibrio y en paz.  

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