Esos pequeños placeres del día a día que se crean como oasis en el caos, así como las rutinas frenéticas, son momentos en los que puedo estar relajada y ser yo misma.

El café de la mañana, el paseo de camino al trabajo, las conversaciones después de comer o un rato en el gym; pueden ser momentos del día que todos tenemos y que valoramos poco en muchas ocasiones. Pero son esos raticos los que calman nuestra mente de las preocupaciones, del estrés o incluso de los malos hábitos.

En el libro Recupera tu mente, reconquista tu vida de Marian Rojas Estapé, habla del “circuito de recompensas”. Se trata del sistema de estímulos que nuestro cerebro genera a través de las hormonas.

Con estos diferentes incentivos que nos creamos a diario generamos el circuito de gratificaciones necesario para la supervivencia en la vida cotidiana. Pero estos premios que nos autorregalamos también deben ser controlados. Si recompensamos nuestra hora de duro trabajo en el gym con una chocolatina, en poco tiempo aparecerá un sentimiento de culpa que no nos genera bienestar. El sistema de recompensas está pensado para darnos placer, aunque en muchas ocasiones a veces es mejor "no abrir la bolsa".

Pasar horas en las redes, ver series sin parar, tomar una cerveza al salir del trabajo, abusar de comida basura o compras compulsivas, son algunos premios que nos damos, pero cuando premiamos a nuestro cerebro con esas costumbres poco saludables o dañinas, nunca nos vamos a sentir del todo saciados y contentos. Además, con el tiempo podemos querer cada vez más y así convertirnos en adictos. 

De esta manera el circuito de recompensas no funcionará correctamente porque lo que a tu cerebro le debe dar tranquilidad y placidez, en realidad le está estresando y alterando más.

Crearse unas rutinas y hábitos acordes con nuestras inquietudes y alicientes compensados con caprichos sanos y controlados, es el equilibrio que nos permite tener una mente feliz, una estabilidad emocional continuada en el tiempo, basada en pequeños momentos de paz.

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